Es difícil acercarse a un dios que te mira con decepción, que se expresa de ti con desprecio, que ve tus errores antes de ver tu corazón.
Dios nunca te ha pedido que ames a un dios así. De hecho, un dios así sólo existe en tu imaginación y en la imaginación de nuestra generación.
Dios (el verdadero Dios) es fácil de amar. Lo difícil, al menos para nosotros, es descubrir a ese Dios.No porque Él sea difícil de encontrar, sino porque nuestra mentalidad es rígida e inflexible.
Mientras que Dios está dispuesto a romper las reglas para acercarse a nosotros, nosotros nos resistimos a desafiar nuestra mentalidad para acercarnos a Dios.
Pero Dios creó la gracia para atravesar nuestro corazón sordo y frío.
La “huella” de Dios siempre ha sido AMOR. El ser humano no inventó el amor para sobrevivir, el ser humano descubrió el amor… nació en un mundo creado en y por amor. Hay amor en el amanecer. Hay amor en la lluvia. Hay amor en la gravedad. Hay amor en nuestro ADN.
El autor del amor es Dios y, más que eso, Dios es el amor. Si tú puedes definir qué o cómo es el amor, entonces puedes empezar a descubrir quién es Dios en realidad, y quién es su Hijo, en quien habita toda la plenitud de Dios.
Si sustituimos la palabra "amor" por "Jesús" en 1 Corintios 13, descubrimos que:
Jesús es increíblemente paciente. Su naturaleza, la esencia de su corazón, es hacerte bien. Nunca detiene su mano para bendecirte. No guarda su distancia porque eres “indigno”.
Jesús no trafica con la vergüenza ni la ofensa. Jesús no te usa para su propio bien. Jesús no se enoja fácilmente contigo, ni lleva un registro de tus ofensas o errores.
No se alegra de tu desgracia, pero celebra contigo tus pequeñas y grandes victorias. Jesús no se da por vencido. Nunca deja de creer lo mejor de ti. Jesús nunca toma el fracaso como una derrota, siempre tiene esperanza. Jesús nunca se rinde contigo. Jesús nunca te deja de amar.
El ser humano no inventó el amor, descubrió el amor.
