“Repentinamente hubo un gran terremoto, hasta tal punto que fueron sacudidos los cimientos de la cárcel, y al instante todas las puertas fueron abiertas, y las cadenas de todos fueron soltadas” -Hechos 16:26.
Hay poder espiritual en la adoración, un poder que sacude el mundo visible e invisible.
Antes del terremoto que sacudiera la cárcel, Pablo y Silas estaban orando y adorando a Dios. Repentinamente, los cimientos de la prisión fueron conmovidos, las puertas se abrieron y las cadenas se soltaron.
En la lucha por obtener nuestra libertad, la adoración es una estrategia de guerra fundamental.
La libertad es el fruto de permanecer en la verdad: “Conocerán la verdad, y la verdad los hará libres” -Juan 8:32.
La adoración es una táctica de guerra que consiste en DECLARAR la verdad acerca de Dios, declararla a nuestra mente, a nuestra alma y al mundo espiritual.
Alabar a Dios significa declarar lo que Dios ha hecho. Adorar a Dios significa declarar lo que Dios es. Alabar y adorar a Dios es revelar la verdad, y la verdad tiene el poder de conmover los cimientos de nuestras prisiones y de soltar nuestras cadenas.
La verdad traspasa todas las dimensiones espirituales y emocionales.
Adorar es una estrategia de guerra que desarma al enemigo, que destruye todas sus defensas por medio de la VERDAD. La mentira es la estrategia que sostiene todo el poder del enemigo. Pero cuando la verdad enfrenta a la mentira, el enemigo ya no tiene poder.
Muchas de las influencias espirituales que nos oprimen se ESCONDEN en lugares estratégicos de nuestra mente para controlar nuestros pensamientos y, de esa manera, controlar nuestra vida.
La verdad que declaramos en adoración penetra a los lugares más profundos de nuestra mente y de nuestra alma para ocupar el terreno que el enemigo nos robó por medio de la mentira.
Los poderes e influencias que te han oprimido se deben someter inevitablemente al nombre de Jesús (Lucas 10:17). El nombre de Jesús tiene tal autoridad sobre ellos que no la pueden resistir. Adorar es GRITAR el nombre de Jesús a estos demonios.
Quizá estás demasiado cansado de luchar porque has utilizado armas humanas y estrategias terrenales. Tal vez has malgastado tus recursos y tu fuerza tratando de cambiar y controlar tu situación. Es hora de usar las TÁCTICAS DE GUERRA que Dios nos ha heredado para luchar por nuestra libertad.
Adorar no es sólo un “hábito cristiano”, es una estrategia de guerra. No adoramos porque somos religiosos, adoramos porque somos guerreros.
"Pues contigo aplastaré ejércitos, y con mi Dios escalaré murallas"
-Salmos 18:29
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