Dios nunca va a ser condescendiente contigo.

No me malentiendas. Él entiende y conoce el peso de tu dolor, de tu miedo o de tu vergüenza. Y no va a subestimar tus limitaciones ni tu sufrimiento.

Pero…

Él no va a ajustar su carácter al tamaño de tus emociones o de tus explicaciones. Nunca te dirá: “Tienes razón”.

Moisés le dijo: “¡Ay, Señor! ¡Pero es que no sé hablar bien!”. Dios le respondió: “Anda, ponte en marcha a Egipto, que yo te ayudaré a que hables bien, y te enseñaré lo que debes decir” (Éxodo 4:10-11).

Jeremías le dijo: “¡Ay, Señor! No sé hablar, porque soy joven”. Dios le respondió: “No digas que eres joven porque tú hablarás por mí. Irás a donde yo te mande, y dirás todo lo que yo te diga” (Jeremías 1:6-7).

Dios no va a reducir el tamaño de sus sueños para que se acomoden a tus posibilidades. No va reducir el tamaño de sus planes ni de tu propósito porque tienes miedo.

Porque no se trata de ti, sino de Dios y de la historia que Él está escribiendo en el mundo y en tu vida.

Lo que Él hará es darte su Espíritu Santo. 

Todo el poder y toda la gracia que necesitas estará disponible para que hagas lo que te ha pedido.

La Biblia dice que Dios ha elegido a lo “débil del mundo para avergonzar a lo que es fuerte” (1 Corintios 1:27 LBLA).

Si te sientes débil e incapaz, no es casualidad que Dios te haya elegido. Esa es su estrategia para revelarse al mundo: dar su Espíritu a personas débiles.

"Si te sientes incapaz, no es casualidad que Dios te haya elegido".

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