La tentación puede encarnarse de formas diferentes para cada uno de nosotros.
Pero en una temporada de dolor, la tentación puede encarnarse en los argumentos más “lógicos”, en los pensamientos más “inofensivos” o en las cosas más inocentes… como en un pedazo de pan.
En un desierto emocional y espiritual, nuestra tentación reside en renunciar a nuestras convicciones y CREER todo lo que Satanás insinúa.
Por medio de argumentos y pensamientos “lógicos”, su meta es corromper nuestra identidad y nuestra percepción de Dios.
1. Nuestra identidad.
Después de cuarenta días de ayuno, Satanás le sugirió a Jesús convertir una piedra en pan. Si Jesús ya había sido presentado públicamente como Hijo de Dios, podía hacerlo sin ningún problema, ¿no? (Lucas 3:22).
En su bautizo, Dios le había confirmado a Jesús: “Tú eres mi Hijo Amado”. Pero Satanás cuestionó y manipuló las palabras de Dios: “Si eres Hijo de Dios…”.
Ésta es la lógica de Satanás: Si Jesús es el Hijo de Dios, es incongruente que sufra de esa manera en el desierto, padeciendo hambre, sin ninguna posesión, sin compañía, sin la adoración del mundo, sin la gloria de un dios.
2. Nuestra percepción de Dios.
De esta manera, Satanás no sólo cuestionó la identidad de Jesús… también puso en duda el amor y la bondad de Dios hacia Él.
Si realmente es el “Amado” de Dios, ¿por qué lo condenaba a esas circunstancias? Si Dios es su Padre, ¿por qué lo hacía atravesar el sufrimiento de los mortales? Si Dios es bueno, ¿por qué lo había abandonado en el desierto?
Lo que realmente sugirió Satanás es que Dios no es un Padre tan bueno.
Satanás te hará preguntas crueles...
Te hará insinuaciones sutiles para cuestionar el carácter de Dios y corromper tu identidad.
Satanás aprovechará tus circunstancias para sembrar dudas y argumentos lógicos que corrompan tu percepción de Dios.
Después de todo, ésta es la ESTRATEGIA que usó con Jesús: Satanás señaló que las circunstancias de Jesús no eran congruentes con su identidad ni con la “bondad” de Dios.
Satanás usará la misma estrategia contigo.
Así que usa la misma estrategia que usó Jesús. Él hizo una declaración con la que venció la tentación de cuestionar su identidad y el amor de Dios por Él.
“No sólo de pan vivirá el hombre, sino de toda palabra de Dios” -Lucas 4:4.
Jesús eligió creer que sus circunstancias no definían su identidad ni medían el amor de Dios hacia Él.
Esta declaración significa que nuestra realidad no alcanza a reflejar la gloria escondida que, en el REINO DE DIOS, será evidente… significa que nuestros sentidos no tienen la capacidad de percibir la obra de Dios en nuestro presente.
Pero podemos confiar, por la palabra de Dios, que hay PROPÓSITO y BELLEZA en nuestras circunstancias y que el Dios de amor y de poder le dará sentido a nuestra historia.
Tus circunstancias no definen tu identidad ni miden el amor de Dios por ti.
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