Hay heridas emocionales más profundas que otras.
Unas permanecen abiertas por días o semanas y otras permanecen abiertas por meses o años. Pero una herida sin sanar, por muy superficial o profunda que sea, puede destruir tu vida.
Son tantas las formas en que una persona puede hacerte daño. Las personas más inhumanas lastiman de una manera terrible, se filtran hasta lo más hondo de tu mente y de tu corazón, y destruyen todo dentro de ti. Otros no lastiman de una forma tan violenta, pero abren heridas penetrantes en nosotros. Sea como sea que te hayan lastimado, tengo algo que decirte:
Es injusto que te lastimaran de esa manera. Tú no lo merecías y no lo buscaste. No había nada en ti que mereciera ese dolor. Si esa persona te lastimó a propósito o no, no tiene nada que ver contigo. Tú SIEMPRE has sido digno de amor.
No sigas buscando respuestas en el pasado; preguntarte porqué te sucedió tampoco aliviará tu dolor. El rencor no aliviará tu sufrimiento, la venganza no cerrará tus heridas, negar tu dolor solo prolongará la tortura.
No pienses que llegarás muy lejos si caminas con el corazón roto. El tiempo no te sanará y tampoco lo hará una persona.
Amigo, hay muchas cosas que pueden disfrazar tu aflicción, puedes correr del pasado tanto como quieras, pero el dolor de una herida abierta siempre te alcanzará. Ten por seguro que una herida abierta te garantiza un futuro lleno de sufrimiento y miseria.
Por eso es importante que entiendas esto: esa herida no fue culpa tuya, pero sanarla es tu responsabilidad. No merecías que te lastimaran, pero tu sanidad depende de ti. Y nadie más la buscará por ti.
"Esa herida no fue culpa tuya, pero sanarla es tu responsabilidad".
Tu vida no ha terminado. Hay esperanza para tu futuro, hay otra versión de tu vida disponible para ti. Deja de correr, deja de esconderte, deja de acariciar tu propio dolor; es profundo y real, pero no es eterno y no es el final.
Si tú quieres, hoy puedes empezar un proceso de sanidad; no será fácil, necesitarás ayuda de las personas que te aman y buscar a Jesús con desesperación, pero es posible superar el dolor y levantarte una vez más.
Jesús ha venido por ti, para sacarte del dolor más profundo y de la oscuridad más densa. Pero es tu responsabilidad dejar que Él te encuentre.
“El Señor está cerca, para salvar a los que tienen el corazón hecho pedazos y han perdido la esperanza” (Salmo 34:18).
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