No has encontrado nada, solo silencio.

Has buscado a Dios por tantos días. Ya no sabes qué decir.

Estás desesperado, de rodillas en el suelo, preguntándote si hay algo malo contigo, si deberías hacer algo más para atraer su atención o simplemente no se le antoja responder. ¿Por qué Él le habla a otros y no a ti?

Parece un juego cruel, ¿verdad?

No sé por qué Dios guarda silencio, Él sabe demasiado como para quedarse callado.

Está bien que te sientas desesperado. Después de todo, ¿no es eso amor? ¿La necesidad vital de conocer el corazón de la otra persona? 

Tal vez es amor. Tu desesperación y tu enojo solo revelan tu amor por Él, y la necesidad casi dolorosa de sentirte amado por Él. 

Así que está bien que no te responda, por un tiempo. Para que te des cuenta de que lo amas, de que lo amas de verdad.

Y mientras te responda, confía en su silencio.

El silencio de Dios es una de las formas más bellas y poderosas en que Dios expresa su amor por ti.

¿Te ha pasado que las palabras no te son suficientes para expresar tu amor? Lo mismo le pasa a Dios:

“Jehová está en medio de ti, poderoso, él salvará; se gozará sobre ti con alegría, callará de amor, se regocijará sobre ti con cánticos” (Sofonías 3:17 RVR1960).

El silencio es una de las expresiones más evidentes y naturales de intimidad.

Tranquilo, no hay nada malo contigo. El silencio de Dios no significa que esté ignorando tus preguntas y peticiones; significa que quiere conectarse contigo en un nivel más profundo y auténtico. 

Dios también calla de amor. Así que confía en su silencio y, cuando abra su boca, no solo hablará, cantará sobre ti con alegría.

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