Una sensación de vacío ha infectado a nuestra generación.
Y, para muchos, la vida se trata de llenar ese vacío. Lo llenamos con personas, con emociones, con placeres, logros y miles de cosas más.
El problema es que todo lo que usamos para llenar ese vacío es TEMPORAL.
Al final de día, en el silencio de la noche, ese vacío vuelve a encontrarnos cara a cara… y ruge de hambre como un animal salvaje.
El temor a enfrentar ese vacío nos controla. El miedo de volver a sentirlo nos esclaviza.
Y, aunque no es nuestro amigo, lo hemos convertido en nuestro dios… el dios de nuestra generación, un dios miserable . Vivimos para servirlo, para satisfacerlo, para alimentarlo.
Y nuestros días se van en llenar ese vacío… y hacemos de todo: sacrificamos nuestra alma, traficamos con emociones, rompemos a otros y vendemos nuestros ideales para satisfacerlo.
¡Pero nunca se llena!
He sido cristiana por muchos años y, si soy transparente, me encuentro con ese vacío la mayoría de las noches.
La mayor tentación que enfrento es vivir para llenar ese vacío con lo que tengo a la mano: emociones, experiencias, distracciones, trabajo, personas… si la realidad no satisface ese vacío, entonces sueño despierta…
Pero vivir así sólo ha hecho más profundo e insaciable ese vacío.
¿Te has sentido así?
Nuestra vida no debería tratarse de llenar ese vacío.
Creo que NO deberíamos TOLERAR que ese vacío controle y manipule nuestra vida con temor y ansiedad.
Creo que deberíamos rebelarnos contra su reino y hacer a JESÚS, el VERDADERO DIOS, el REY de nuestra vida.
Porque el vacío es un dios cruel, manipulador, tóxico y mentiroso. Pero Jesús es compasivo, desborda de amor auténtico y su presencia cobija nuestro corazón, desterrando la más profunda soledad.
Él tiene todo el poder para crear o destruir el universo, pero su BELLEZA es más que suficiente para asombrar y transformar un corazón.
Jesús es más poderoso que cualquier vacío. Y no es un dios insaciable que busca devorarte… Jesús quiere llenarte A TI de AMOR.
Creo que aprender a vivir para Dios es el camino a la libertad.
Porque el vacío es un dios tóxico: nos convence de que vivir para llenarlo nos hará libres, pero sólo nos esclaviza y nos hace más dependientes de él.
Vivir para llenar nuestro vacío NO nos hará libres. Vivir para amar y para ser amados por Jesús nos hará libres.
Para ser honesta, no estoy segura si este vacío se irá o es parte de este mundo roto. Pero sí estoy segura de que podemos usarlo como combustible para perseguir a Jesús con más urgencia, con más necesidad, con desesperación y más coraje.
Estoy segura de que podemos aprender a vivir para SER AMADOS POR JESÚS y no para LLENAR ESE VACÍO.
“Que Dios mismo, el Dios que hace todo santo y COMPLETO, te haga santo y completo, conjunte todo lo que eres -espirítu, alma y cuerpo- y te mantenga firme para la venida de nuestro Señor Jesucristo” -1 Tesalonicenses 5:23
Vivir para llenar nuestros vacíos no nos hará libres.
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