¿Qué hace que te levantes por las mañanas?
Obviamente te levantas a estudiar o a trabajar para buscar un mejor futuro. Pero todos buscamos algo más, algo que le dé sentido a esta vida, algo por lo qué vivir.
Pero es difícil encontrar ese “algo más” en un mundo lleno de problemas y sufrimiento, ¿verdad? La realidad puede ser cruda, dolorosa y decepcionante. Cada vez cuesta más trabajo encontrar un poco de belleza y, la verdad, a veces es cansado vivir.
¡Tranquilo! También los hombres de Dios pensaron así:
“Llegué a odiar la vida, porque todo lo que se hace aquí, bajo el sol, es tan complicado. Nada tiene sentido, es como perseguir el viento” (Eclesiastés 2:17).
La vida “bajo el sol” es así, es complicada, a veces irónica, injusta e incoherente. La buena noticia es que tú y yo no estamos hechos para esta vida.
Estamos hechos para una NUEVA realidad: el Reino de Dios.
Y para a esta nueva realidad, Dios nos ha dado un poder especial: PROMESAS.
Las promesas de Dios son la puerta para encontrar ese “algo más” en esta vida:
“Estas promesas hacen posible que ustedes participen de la naturaleza divina y escapen de la corrupción del mundo” (2 Pedro 1:3-4).
Dios revela su voluntad para ti por medio de promesas.
Dios revela sus sueños para tu vida por medio de promesas.
Las promesas de Dios son una especie de lentes que nos permiten ver a Dios en tercera dimensión, nos revelan el propósito y el amor de Dios detrás de cada aspecto de la vida, por muy complicado o insignificante que sea.
Lo que va a conectar tu presente con el cumplimiento de las promesas de Dios es tu fe expresada en obras, en otras palabras, en pasos de obediencia.
Tu obediencia y tu fidelidad para cumplir las promesas de Dios son el secreto para vivir por encima de esta realidad.
Dios revela sus sueños para tu vida por medio de promesas.
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